lunes, 6 de febrero de 2012

ANÁLISIS EL ABEDUL

Ser crítico, analítico y romper cadenas es algo necesario en cualquier situación donde la opresión es quien reina. Amamos las cadenas es lo que dice Dostoievski, porque nos evitan la angustia de la razón; nos evitan esa capacidad de pensar, imaginar y lograr una vida diferente, lejos de las ataduras que no nos permiten ser lo suficientemente libres para ser nosotros, para sentirnos lo necesariamente poderosos y dueños de nuestros propios caminos.
No se puede permanecer callado e indiferente a lo que sucede a nuestro alrededor y menos cuando se tiene la opción de cambiar lo que está mal, lo que daña y aprisiona. Ya desde hace tiempo somos testigos de todos los que se han levantado frente a los atropellos, las injusticias, la sin razón de muchas cosas que hacen mal. Son los que rompieron esquemas y hacen más fácil tomar la decisión de batallar siempre con y por la verdad, y todo por alcanzar la libertad, libertad que no se refiere solo a aprisionar, libertad de pensar, de llegar a la meta, de conseguir lo que se quiere, de ser autónomo e integral.
Encontrar un sentido a la existencia, es encontrar las herramientas necesarias para saber cuando algo no está funcionando y tiene que cambiar, o por el contrario cuando algo es bueno y resulta provechoso conservarlo y rescatarlo del olvido en donde muchas veces terminan esas conquistas tan anheladas pero finalmente olvidadas.
Hoy se necesita ser lo suficientemente convincente y aguerrido para defender las ideas y aportar algo realmente valioso para la sociedad, porque se necesita un objetivo, objetivo que bien entendido entre el respeto y la diferencia hace posible llegar a la concertación para lograr el cometido. Pero todo se viene al traste cuando no se tiene un horizonte definido y se malinterpreta el respeto y la diferencia para con el otro, se necesita raciocinio y la capacidad de defender, argumentar, proponer e ir más allá de donde no han ido los demás.
La lucha debe ser siempre con ideas y unos principios lo suficientemente claros que trasciendan el momento, el papel de toda persona o más si estamos hablando de un comunicador, es no dejarse llevar nunca por juicios a priori ni pretender condenar la primera versión, por el contrario es contrastar, para así aprender de los demás, todos tienen algo que enseñarnos y siempre tenemos algo que aprender por simple e insignificante que parezca.
Se puede ser parte de la solución proponiendo y concertando hacia la realización conjunta de los mismos objetivos. Una mente lo suficientemente crítica y segura de sí misma no puede permitirse el lujo de la pasividad, por el contrario debe arriesgarse a crear y pensar, no pueden aceptar lo convencional;  aumentar los conocimientos todos los días permite descubrir cosas nuevas, eso es investigar, es enriquecer la imaginación y concretar la continua lucha en búsqueda de las oportunidades.

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