lunes, 23 de abril de 2012

NIÑOS MADE IN COLOMBIA


FICHA # 8

ELABORA: LUISA FERNANDA VÉLEZ ZAPATA

AUTOR: SÉPTIMO DÍA – CANAL CARACOL

TÍTULO: NIÑOS MADE IN COLOMBIA

TIPO DE PUBLICACIÓN: REPORTAJE INVESTIGACIÓN

PALABRAS CLAVES: Niños – Adopción – Bienestar familiar – Derechos Familia 


CONTENIDO: 

Serie de reportajes realizados por el programa Séptimo Día del Canal Caracol, bajo la conducción del periodista Manuel Teodoro y su equipo periodístico.

Niños Made in Colombia, recopila las historias de distintas familias colombianas que tienen en común el tema de la adopción. Estos especiales tocan un contenido bastante álgido como las adopciones de menores colombianos entregados por el ICBF -Instituto Colombiano de Bienestar Familiar- a personas de nacionalidad extranjera que desean adoptar niños de otras latitudes.

El asunto no tendría nada de particular si se tiene en cuenta que a diario nacen miles de niños en el mundo, eso sí no todos con las mismas facilidades que les procuran sus padres para llevar una vida digna y cómoda respetando los derechos que deben tener todos los menores al nacer. En un país como el nuestro esto es mucho más complicado teniendo presente los niveles de pobreza y dificultades de distinta índole que padecen las familias colombianas.

El problema llega cuando no son claras las razones por las cuales muchos menores son entregados a familias ajenas a las suyas, sabiendo que por el simple hecho de ser ‘pobre’ el Estado colombiano no puede arrebatar a un pequeño de su seno familiar. Son muchos los interrogantes que quedan al conocer las tristes y dramáticas historias que éste programa -Séptimo Día- se ha encargado de sacar a la palestra pública, como reflejo de lo que se dice sucede al interior de un organismo tan importante como lo es el ICBF.

Padres que por distintas razones han tenido que abandonar a sus hijos, o simplemente se ven obligados a estar alejados de ellos por diferentes causas, tales como adicciones, precarias condiciones económicas para el sostenimiento de un hogar, vivir en ambientes inadecuados para el sano crecimiento de un menor, entre otras tantas excusas o justificaciones para ver como sus pequeños crecen en otros lugares a miles de kilómetros de distancia, con otras personas procurándoles los cuidados y atenciones que los padres deben otorgar a sus hijos.

Haciendo una exhaustiva búsqueda, este programa ha logrado mostrar los altos índices de colombianos adoptados en países tan fríos y alejados y en aparente vida tan perfecta como Holanda y Noruega donde se ubican la mayor parte de nacionales adoptados por ciudadanos de dichos países.

Se estima que en las décadas del 70 y 80 se entregaron cantidades de niños colombianos en adopción, en ese entonces no existía el tratado de La Haya, que Colombia firmó solo en el año de 1996. El auge de las adopciones en esta época es denominado como el gran movimiento social del siglo XX. 

Familias pobres que entregan a sus hijos, pero no siempre esto conlleva a una vida mejor. Es el caso entre muchos otros de Joanna, Marcia, Sandra y más… que recoge Manuel Teodoro en su investigación. Siempre está la pregunta recurrente a sus padres biológicos ¿Por qué me diste en adopción? Y aún una peor que nadie puede responder ¿Será que les hubiera ido mejor en Colombia viviendo con sus padres biológicos?, pregunta que seguramente hasta el final de sus vidas se preguntarán y muy seguramente nunca la respuesta hallarán.

A los colombianos nos definen muchas cosas, el sabor latino, nuestros acentos, la mezcla de etnias que nos hacen a todos tan distintos entre blancos, negros, mulatos, mestizos; y así las diferencias en el color de la piel que atormentan a las personas adoptadas, verse reflejadas en un espejo sin mayores semejanzas a sus familias de turno, para ellos la pregunta que constantemente ronda por sus cabezas es ¿Por qué no soy blanco(a)?, pregunta difícil de responder cuando se esconde una verdad de identidad, la identidad es algo en lo que uno va siempre tras esa búsqueda permanente para definir quiénes somos y a donde vamos.

Anteriormente hablar de adopción era como un tabú, algo de lo cual no se hablaba en la sociedad. Hoy la realidad muestra que es una situación demasiado vigente y que no conoce fronteras. Tanto es que el caso de una joven colombiana adoptada en Noruega, Sandra de 21 años, escucha y canta música en español, reggaetón para ser más exactos; sin saber porque tiene afinidad por ella, será porque dicen que los llamados de la sangre son difíciles de pasar por alto, y algo tan común en medio del trópico se ha convertido en algo universal así sea en una gélida ciudad.

Sandra, se rodeo de malas compañías según sus padres adoptivos y aunque la relación al principio no fue tan traumática, a los 14 años la relación con ellos sufrió graves quiebres que sumado a su padecimiento de síndrome de atención, termino en un reformatorio.

Ella tiene en común con otros jóvenes adoptados, que al momento de llegar a una edad tan complicada como la adolescencia enfrentan graves conflictos con sus padres, lo que los lleva a ser recluidos en hogares de paso, reformatorios para niños rebeldes de 14, 15, 16 años y allí pasan hasta tres años lejos de la casa.

Pero el trasfondo puede ir más lejos sabiendo que muchos de estos padres adoptivos juegan un papel trascendental en un niño que ya viene con muchos vacios y falta de amor por parte de sus padres para sentirse una persona segura y protegida. Es el caso de Joanna y Marcia que fueron dejando de recibir atenciones por parte de sus padres adoptivos hasta convertirse en seres extraños para ellos. A muchos de estos padres no les importaba lo que pasara con los niños al momento de crecer; quizás por esa razón muchos de ellos fueron entregados, porque en la época de las adopciones solo se miraba la cuenta bancaria para entregar a los infantes.

La reflexión debe venir por cuenta de lo que se está haciendo por parte del Estado para cuidar y amparar los derechos de sus niños. Para Diego Molano, director del ICBF, “Es un hecho que existen errores, solidaridad para que estos hechos no vuelvan a suceder. Que se garanticen los derechos de los niños a una familia”. Como lo asegura Molano, el reto del ICBF es garantizar que los niños sean queridos, con la debida intervención del Estado.

Lo paradójico de todo esto es cuando se vislumbra la figura de un personaje odiado y garante de la restitución de los derechos de los menores, como lo es el Defensor de Familia, el mismo que es considerado culpable por parte de las familias. Justamente a estas personas se les culpa dentro de la investigación del  programa de ser responsables de la ‘pérdida’ de sus hijos.

La Representante a la Cámara Ángela Robledo, consultada por Séptimo Día, apunta a que “Éticamente ¿qué significa que un país deje a sus niños en manos de otros? Quizás procurarles la seguridad y dignidad que en su país de origen les son esquivos. 

Una característica que identifica a los ‘adoptados’ es la capacidad de salir adelante; a pesar de no hablar español se sienten colombianos, tienen sangre colombiana. Seguramente por salir adelante, Gustavo Madrid, un colombiano adoptado en Holanda, se ha ideado la manera de ayudar a personas que igual que él desean indagar acerca de sus orígenes y conocer a su familia biológica, por eso el uso de nuevas tecnologías se ha convertido en un aporte valiosísimo, específicamente a través de la red social Facebook, como Buscador de Padres.

Lastimosamente para Gustavo aún no ha encontrado a su familia, después de ser testigo de abrazos y reconciliaciones ajenas. Quedan muchas más historias por contar y lo peor muchas más verdades por conocer y justificaciones que dar, al igual que reencuentros que presenciar.


COMENTARIO:

La realidad de nuestro país muestra que son los niños quienes llevan la peor parte de un conflicto de generaciones anteriores que ha socavado con la tranquilidad de la vida familiar.

Embarazos adolescentes, desplazamiento forzado, desempleo, adicciones, falta de amor; son algunas de las razones que han llevado a muchos padres a vivir alejados de sus hijos.

No se trata de juzgar a un lado u otro de la realidad que nos presenta Séptimo Día, se trata de encontrar la verdad y los mecanismos necesarios desde una postura suficientemente crítica y responsable para saber qué hacer y así evitar historias como las vistas.

Se debe avanzar cada vez más en la protección a los derechos de los niños sin reparo alguno, procurando al máximo no sacarlos de su entorno familiar y llevar hasta las últimas consecuencias los casos de abusos a los menores. La familia debe ser ese lugar privilegiado para la realización personal junto con los seres amados, llámense padre, madre, hermanos y demás. 

La trillada frase de que la familia es la célula fundamental de la sociedad, cuna de la vida y del amor en la que el hombre nace y crece; debe ser una realidad por encima de todo.

El tema de la adopción, tan espinoso, está lleno de contrastes. Por un lado se pretende darle un hogar y unas oportunidades a un niño carente de ello. Después aparece el lado menos amable y es saber a quién o quienes se les entrega un niño, debido a que no estamos hablando de una mercancía u objeto de moda, se está hablando de un ser humano que merece todos los cuidados y atenciones necesarias para crecer saludable y dignamente.

Loable también la obra de amor que realizan esas personas desinteresadas y de buen corazón que deciden adoptar; es la muestra perfecta de reciprocidad cuando la vida a uno le ha ofrecido tanto, pero que a su vez, a otros les ha arrebatado tantas cosas. Es acompañamiento, amor, entrega, cuidados, realización.

Sea cual sea el motivo porque un padre se aleje de su hijo, es necesario dejar en claro que todos merecemos una segunda oportunidad, todos cometemos errores, pero lo importante siempre es corregirlos. Nunca es tarde para que un hijo se acerque a su padre o viceversa, a nadie le pueden negar el derecho a tener una identidad y por consecuente encajar perfectamente en lo que denominamos como familia.












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